Reseña #3: Fangirl, Rainbow Rowell

¡Hola! Aquí volviendo a reseñar, después de un par de días... (y volviéndome loca porque la computadora con la que estoy actualizando es una carreta, y tengo problemas con internet, pero bueno, es algo que escapa a mi control :P así que no me queda otra que relajarme y ser feliz... y seguir leyendo, claro)

Before we start, muchas muchas gracias por los comentarios. Sé que va a sonar reiterativo, pero me hace feliz ver cómo de a poquito este espacio va creciendo :D

So... hoy vamos por Fangirl, de Rainbow Rowell. Elegí leer este libro hace poco aunque, admito, lo agarré no muy convencida. Conocía a la autora ya que había leído Eleanor y Park (que leí en cuatro horas y media, al que adoré y con el que lloré como una marrana), pero por alguna razón no terminaba de llamarme. 

La historia nos presenta a Cath Avery, una joven que acaba de terminar la escuela secundaria y está a punto de comenzar la universidad. Tiene una hermana gemela, Wren, con quien siempre fueron carne y uña. Cath da por descontado que atravesarán el inicio de este nuevo camino juntas, pero sorpresivamente Wren le dice que no quiere compartir la habitación con ella en el campus. Su gemela se va entonces a convivir con una joven llamada Courtney, de quien se hace inseparable, y a Cath no le queda otra que compartir su pieza con una extraña chica de nombre Reagan, más grande que ella y, a decir verdad, poco amistosa. Para ¿mejor?, Reagan tiene un "amigo" llamado Levi, un jovencito simpático y conversador que pasa más tiempo en la habitación que la misma Reagan.

Durante años, Cath y Wren fueron fans de una serie de libros protagonizada por un mago llamado Simon Snow, que concurre a una escuela de hechicería y tiene mortales enemigos (cualquier semejanza con Harry Potter...). Mejor dicho, Cath aún vive para Simon Snow, mientras que Wren está tratando de despegarse de algo que ella considera... ¿un poco ñoño, quizás? Cath, sin embargo, sigue como parte activa del fandom, siendo la autora de un fanfiction de un éxito arrollador (ya estoy para ir a escribir slogans para la tele) llamado "Carry on, Simon". Su sector de la habitación en el campus está repleto de objetos de Simon Snow. Pasa horas en su habitación dedicándole tiempo y más tiempo a su fanfic. Cath es una auténtica fangirl, claro que sí. Pero... ¿cuadra eso dentro del contexto universitario? 

Cath elige encerrarse en sí misma y en sus historias en lugar de socializar. Sin embargo, con el tiempo, y con ayuda de varios personajes que cumplen roles más que importantes, va abriéndose al mundo, va estableciendo lazos con la comunidad que la rodea, y empieza a comprender que, debajo de esa nerd que ama quedarse en su habitación escribiendo en lugar de ir a fiestas, hay una joven que puede conquistar a un chico precioso, adorable y la mar de simpático (calling Levi!)

Las primeras cien páginas se me hicieron densas. Casi dejo el libro. Lo juro.

Ahora bien, cuando empieza a haber un poco más de acción, cuando Cath empieza a relacionarse con el mundo... ahí sí, me atrapó. Me arrancó unas cuantas risas. Suspiré. Me enojé. Lloré. Y no pude dejar el libro.

Una vez que comencé a conocer a Cath, la adoré. No pude sentirme tan identificada con ella. Alguien que dice que su mayor sueño es quedarse atrapada en una biblioteca toda la noche... ¡seamos amigas, Cath! Su timidez al principio exaspera, pero luego enternece y más aún luego de conocer la historia de su vida, con un padre algo conflictuado y una madre abandónica. Como lectora, me dio la impresión de que, en ciertos aspectos de su vida, Cath debió de madurar muy de golpe, sintiéndose responsable por el bienestar de su padre, y que por eso resignó otras facetas, tales como la vida social, en pos de refugiarse en un mundo ficticio, el mundo de Simon Snow, algo que ella pudiera controlar con sus palabras. 

Los personajes secundarios están muy bien armados. Reagan, siempre tan huraña y con esa seguridad en sí misma, se convierte en la mejor amiga, por así decirlo, de Cath (bueno, como dice ella, "soy tu única amiga", sería la mejor por defecto, ¿no? :P). Polos completamente opuestos, pero que bien podrían ser complementarios. Wren... vamos a decir la verdad, me resultó odiosa. Todo lo contrario a Cath. ¡Parece que esperó toda su vida a llegar a la universidad para tener la oportunidad de tirar la chancleta! (expresión muy argentina y muy vieja, mis disculpas). El padre de las chicas, Arthur, un hombre que trata de hacer lo que puede para llevar adelante esa familia luego de haber quedado solo con dos niñas pequeñas. Nick, un chico que comparte la clase de escritura con Cath, con quien empieza a escribir una historia en conjunto, en apariencia inofensivo (sólo en apariencia). Laura, una mujer horrible de principio a fin (y no me extiendo porque sería entrar en spoilers). Y Levi... Levi, un rubiecito desgarbado que no es "una persona de libros", que encuentra la forma de conectar con Cath a través de lo que más la apasiona (el fanfic), que sonríe todo el tiempo, es más bueno que el agua mineral, y para coronarla, trabaja en Starbucks y sabe como le gusta el café. ¡Qué más podemos pedir! Me pareció el protagonista perfecto para un personaje principal tan peculiar como lo es Cath.

Durante toda la novela, la autora va intercalando el relato con diferentes fragmentos tanto de la fanfiction escrita por Cath como de los libros de Simon Snow. Puede que quizás no resulten tan interesantes, pero en mi opinión las escenas en las que Cath le lee su fanfic a Levi... they're absolutely priceless. Te dejan suspirando. 

En resumen, estaba en la duda sobre el puntaje que iba a darle a esta novela pero me la juego con esta insana cantidad de tacitas porque me sorprendió y me dejó con una sonrisa. Fangirl no va a ofrecernos un escenario lleno de acción y fenómenos sobrenaturales, pero sí nos regala una hermosa historia de amor, de amistad y de ir encontrando nuestro lugar en el mundo que nos rodea. A todos aquellos que nos gusta leer y escribir, tenemos altas chances de que, por momentos, ciertos pasajes de la novela sean un fiel reflejo de nuestras vidas.

Cinco tacitas porque, más allá de nuestro comienzo accidentado, finalmente LA AMÉ. La amé fuerte.